lunes, 3 de junio de 2013

El último tramo...

Sur de Tailandia, Malasia y Singapur

Las playas paradisíacas de Tailandia

Empezamos por la isla de Koh Tao donde cumplimos nuestro año de viaje disfrutando de un almuerzo con una vista excelente a las aguas turquesas del lugar.

Por esos días alquilamos una motito y nos dedicamos a recorrer la isla y a hacer snorkeling en cada playa que pudimos. La claridad del agua, la riqueza de corales en algunas de sus playas y la gran variedad de peces nos deslumbraron. Esta isla está siempre llena de vida y gente y a pesar que fuimos en temporada baja aquí no se notaba por la cantidad de gente que llega todo el año sobre todo para bucear.



La recorrida siguió por Kho Phangan. Allí las playas son muchos más tranquilas si uno permanece lejos del ruido que provoca una de las más famosas fiestas del sur de Tailandia y del mundo: la “Full Moon Party”.

Los días no fueron muy buenos y llovió bastante pero igual pudimos recorrer la isla en moto y disfrutar de una vida tranquila en un bungalow no muy lejos de la playa rodeado de plantas, árboles, flores y palmeras.

En unas de las playas que conocimos nos encontramos con una pareja de argentinos, Mariana y Álvaro, que empezaban su viaje después de haber trabajado en Nueva Zelanda por más de un año. Después de una larga charla en la playa decidimos regalarle nuestro mate con yerba y termo incluido porque a ellos les quedaba mucho más tiempo de viaje que a nosotros, porque eran compatriotas y porque nos cayeron muy bien.




Los días iban pasando en calma y sin prisa porque habíamos decidido dedicarle un mes completo a las playas de Tailandia para poder relajarnos en la última etapa del viaje. Teníamos que optar por nuestra próxima parada y nos tentaba la idea de ir a la famosa isla de Koh Phi Phi aunque muchos nos habían hablado que era demasiado sucia, llena de turistas y atestada de hoteles. Justamente lo que no estábamos buscando por esos días. Investigando descubrimos que en la isla había un hotel que se ajustaba bastante bien a nuestro presupuesto y que estaba en una zona más tranquila.

Llegamos a Phi Phi con una tormenta increíble pero por suerte ya estamos más acostumbrados al movimiento de los barcos con la experiencia que nos regaló el viaje en diferentes mares. Casi en el puerto de la isla uno de los empleados del barco informó que las personas que iban a Pukhet debían cambiar de barco. Yo supuse que llegaríamos al puerto y allí los que fueran con destino a Pukhet irían hacia otro barco. Pero resultó que el cambio lo harían en el mar y sin pisar tierra firme. Nuestro barco se fue acercando a otro más grande. Por las ventanas del otro lado de donde estábamos sentados nosotros veíamos como este otro barco se acercaba más y más hasta que finalmente los vidrios de nuestro barco chocaron con la otra nave explotando en pedazos. Por suerte no había nadie sentado de ese lado asi que el percance no pasó a mayores.

Los días en la isla fueron hermosos y relajantes. Descubrimos que esta pequeña playa de Phi Phi, donde sólo estaba el hotel donde nos alojamos, era muy diferente al resto de la isla donde casi ni estuvimos.

Hicimos una excursión a la famosa playa de Maya Bay en Koh Phi Phi Leh que queda justo en frente de Phi Phi y donde se filmó la famosa película “La Playa”. Lo cierto es que cuando uno recorre esta hermosura de isla no puede disfrutarla en todo su esplendor por la cantidad de barcos, lanchas y turistas que entorpecen la hermosura del lugar. A veces cuando llego a estos lugares mágicos y veo como de a poco la gente los va destruyendo en su afán frenético de mirar y conocer sin respetar una gran tristeza me invade.






También nos pudimos reencontrar con Álvaro y Mariana que estaban parando en Phi Phi y con ellos disfrutamos de una de las mejores vistas que he contemplado en mi vida desde lo más alto de la isla con dirección a la bahía del lugar.

Nuestro último destino de Tailandia sería Koh Lipe, una isla que es jurisdicción del Parque Nacional Tarutao y donde se encuentra el 25% de las especies marinas del mundo. Sin dudas uno de los lugares más bellos para hacer snorkel. Nosotros invertimos varias horas de nuestros días en ir nadando hasta pequeños islotes cerca de la orilla para perdernos en el placer de observar los más bellos, coloridos, diversos e interminables corales y cientos de especies de peces. Algunos pequeños, otros grandes de colores turquesa, amarillo, naranja, verde, azul, lila, rosa, gris, blanco, negro, con lunares, rayas y demás formas.

En esta isla habita la comunidad Chao Ley o también llamados “Gitanos de Mar”. Este lugar no sólo es precioso por la claridad de sus aguas y el color blanco de la arena, sino por la tranquilidad que se respira en la zona. Además tuvimos la suerte de poder alojarnos en un hotel de los más caros en la isla pero como era temporada baja pagamos muy poco por un prolijo bungalow de madera con ventanales inmensos de vidrio y un restaurante súper romántico sobre todo por la noche cuando encendían velas y antorchas.

Una noche en el hotel se festejaba el aniversario con una gran cena para los empleados y para los huéspedes que querían asistir al festejo. La comida estuvo muy rica y además compartimos una larga y entretenida charla con una pareja; ella argentina, Victoria, y el italiano, Lorenzo.




Malasia

Penang, George Town

Después de un ferry y dos buses llegamos un poco tarde por la noche a George Town. Enseguida, y aunque era de noche, esta ciudad nos encantó. Lo primero que hicimos fue salir a cenar a una especie de patio de comidas al aire libre donde se podían elegir miles de diferente platos típicos de la zona. También había un show con algunos cantantes no muy conocidos pero si divertidos.

Al día siguiente lo aprovechamos para cansarnos de caminar por sus exquisitas calles llenas de arte callejero y letreros contando historias pegadas a las paredes de bellos edificios estilo inglés. Apenas uno empieza a recorrer el lugar se da cuenta de la increíble fusión de culturas que reina en la ciudad, mezclando la india, la musulmana y china entre otras. Por supuesto que este mix de culturas repercute directamente en la cocina que es una de las más ricas que hemos disfrutado en nuestro viaje y además muy barata.







El último día en el lugar nos encontramos con Mariana y Álvaro para ir a visitar el Parque Nacional que no nos sorprendió mucho salvo por algunos monos que encontramos a orillas del mar.

Esa misma noche nos juntamos a cenar con Vicky y Lorenzo, la pareja que conocimos en Koh Lipe, Mariana y Álvaro. Pasamos una velada más que divertida contando anécdotas graciosas y tomando cervezas.

Kuala Lumpur

La segunda ciudad que visitamos fue Kuala Lumpur. Caminamos bastante por la ciudad pero lo único interesante que encontramos en el lugar fueron las Torres Petronas a las cuales fuimos varias veces porque no encontramos otra cosa  que hacer en los tres días que allí estuvimos.



Singapur

Singapur

Una de las ciudades más ordenadas, limpias y modernas que jamás hayamos visitado. Todo en el lugar es de última tecnología y diseño.

Una de las cosas imperdibles de la ciudad es verla de noche y en la zona donde se encuentra el famoso hotel Marina Bay Sands que brinda un show de luces alucinante para disfrutar del otro lado de la bahía. Detrás del hotel se encuentra un jardín al cual también se puede acceder de noche y quedarse deslumbrado por unas cuantas estructuras altísimas en forma de flores iluminadas con luces de colores y decorada con plantas. Realmente emociona ver tanta belleza arquitectónica que iluminada se resalta aún más.



El segundo día lo pasamos en el acuario que es el más grande del mundo. Si bien pudimos ver algunas especies de peces que nunca habíamos visto haciendo snorkel o buceo, sentimos que para nosotros era inmensamente más emocionante verlos dentro del agua que a través de un vidrio. También fuimos a al parque de diversiones de Universal Studios donde nos divertimos con los alucinantes juegos del lugar.



La estadía en nuestro último destino dentro de nuestro viaje por el mundo de ni más ni menos que un año y un mes llegó a su fin…

Parece increíble haber estado más de un año lejos de casa, lejos de nuestros seres queridos, sin nuestras cosas, caminando y haciendo rutas por el mundo con tan sólo una mochila a los hombros.

Hemos conocido personas hermosas, hemos hecho nuevos amigos, hemos conocido, tolerado y hasta nos encontramos sorprendidos por diversas culturas. Probamos incontables comidas, nos hospedamos en docenas de casas, hoteles y hostels. Dormimos en cientos de diferentes camas, colchones y sillones. Caminamos kilómetros, manejamos autos, motos y bicicletas. Nos es imposible contar cuantos colectivos, trenes, aviones, camionetas, taxis y tuk – tuk tomamos.

Miro hacia atrás y recuerdo cuando nos subimos a nuestro primer bus en este viaje rumbo a nuestro primer destino, Tucumán, y en ese mismo colectivo llorando y tomados de la mano arrancamos con un poco de miedo toda esta historia vivida en un año.

Muchas cosas aprendimos: que la felicidad no tiene que ver con una casa, un auto o con la plata que podamos ahorrar si no con hacer lo que nos hace feliz todos los días. Que la sonrisa y felicidad de otra persona, así sea un desconocido, llena el alma. Que no importa donde vayas o a donde huyas, las miserias te seguirán porque la verdadera felicidad está dentro de uno.

Si, muchas cosas aprendimos pero también nos dimos cuenta que no sabemos muchas otras, lo cual nos motiva a seguir creciendo como personas, como pareja y como familia. Tratando de ser humildes, respetuosos y sobre todo FELICES.



Leer el post completo >>

jueves, 2 de mayo de 2013

Vietnam, chicos buenos chicos malos…


Saigón

Todavía en Camboya paramos con el bus que iba hacia Saigón para hacer un cambio de vehículo. Allí Heiko y Katherina se quedaron para conocer Phnom Penh asi que había llegado el momento de despedirnos de ellos ya que no volveríamos a encontrarnos en el viaje. Mientras ellos se alejaban en un tuk – tuk nosotros íbamos subiendo al otro colectivo. Una vez que entramos nos dimos cuenta de que este nuevo colectivo no tenía camas como en el que veníamos si no unos asientos comunes donde pasaríamos toda la noche. Después de discutir un poco con la gente del bus nos pusimos a charlar con un argentino que estaba en la misma que nosotros, quejándose. Al parecer la mayoría de los turistas no se queja por absolutamente nada. Por momentos creo que si piden un poco de caviar y en lugar de eso les sirven caca de perro les da igual. Muchas veces nos sentimos como locos quejándonos mientras los demás sólo se resignan con lo que les tocó. ¿Diferencia cultural quizás?

Resultó que el argentino vivía hacia un año y medio en el país y estaba de vacaciones por esos días y fue más que amable con nosotros al contarnos un montón de anécdotas sobre el lugar y su gente.

Después de dormir bastante mal, de pinchar una rueda en la ruta y pasar la concurrida frontera con Vietnam llegamos al mediodía a Saigón o Ho Chi Minh, como se la conoce oficialmente. Como de costumbre el taxista nos cobró más de lo que realmente valía el viaje, pero lo importante fue que ya habíamos llegado.

Por cinco días nos quedaríamos en la casa de Richard, un neozelandés que el Tata conoció hace 10 años en Argentina y se hicieron amigos, y de su pareja Rosie de Inglaterra. Mientras esperábamos a que Richard llegara a su casa nos fuimos a un bar cerca a almorzar algo y esperar a que nuestro anfitrión llegara. Terminamos el almuerzo y al ratito Richard apareció con su amplia sonrisa y su magnífico y gran bigote ante nosotros. Después de un efusivo saludo fuimos camino a su casa. Cuando llegamos nos sorprendimos por lo bello que era su hogar. La arquitectura era de estilo chino con grandes ambientes con columnas de madera e inmensos ventanales con persianas de madera que daban a un precioso jardín con flores y plantas de diversos estilos.

Durante los días que pasamos en Saigón compartimos increíbles momentos con esta divertida y encantadora pareja que conforman Richard y Rosie. Por eso días yo estaba haciendo un programa de gimnasia para ponerme en forma para cuando llegara a Australia y tuviera que buscar trabajo como instructora de gimnasia ya que once meses sin ninguna clase de ejercicio es demasiado. Rosie apenas supo de mi entrenamiento me quiso acompañar asi que disfrutamos haciéndolo juntas. Al igual que yo ella parece ser una persona muy constante porque siguió el programa que le presenté al pie de la letra y eso que ella hace bastante actividad con su cuerpo porque es profesora de danzas. Siempre supe que con constancia y disciplina todo se puede así que es mi filosofía de vida.

Pero no todo fue entrenamiento, también caminamos por las calles de la ciudad que, a pesar de que dice ser un país comunista, posee grandes y modernos edificios, paseos, shoppings y las mejores y más caras marcas del mundo. Un mezcla interesante que contrasta con los cientos de afiches con propaganda comunista que se esparcen por la ciudad. La noche en la ciudad es divertida y colorida. Una noche salimos a pasear por bares y restaurantes y terminamos haciendo karaoke ya que al parecer los vietnamitas disfrutan mucho de esta actividad. También comimos en los típicos puestos callejeros con mesitas y sillas super bajas y usamos como cubiertos los famosos palitos chinos.





Estando en Vietnam uno no puede obviar el tema de la guerra con Estados Unidos asi que nos tomamos un día para ir hasta el museo de la ciudad donde además de encontrar aviones, helicópteros y tanques de guerra, también se puede ver el terrible daño que esta guerra causó al país. Peleando por una tierra que ni siquiera les pertenece y tan sólo por defender el capitalismo en Vietnam cuando el comunismo avanzaba, Estados Unidos cometió atrocidades con la población vietnamita matando civiles inocentes, torturando y derramando tóxicos en varias zonas del país que provocaron nacimientos con grandes deformidades físicas y mentales. Vietnam nuevamente ganaría la guerra convirtiéndose en un país que jamás perdió ninguna y dejando a Estados Unidos con su primer derrota. Más allá de todo esto creo que no interesa quien gana o quien pierde. Las guerras son desastrosas siempre y creo que se podrían evitar si no tuviéramos dirigentes y líderes que lo único que les interesa es su propio ego y las riquezas que puedan obtener mediante el sufrimiento de otros a los que no les quedará nada.



Una mañana nos levantamos temprano con Richard para ir hasta los famosos túneles que los vietnamitas usaron durante la guerra con Francia y luego con Estados Unidos. Decidimos llegar hasta el lugar en lancha por una ancha ría que atraviesa la ciudad. Las vistas que tuvimos durante la hora y media que duró el viaje fueron maravillosas. Las plantas acuáticas visten las aguas de un verde profundo mientras en las orillas la vida diaria del lugar continúa. Los barcos con diferentes cargas y pescadores en pequeñas barcazas son muy comunes en la ría.



Una vez que llegamos a los túneles nos sorprendimos por lo angostos y bajos que son, y aunque el calor era casi insoportable pasamos por varios de ellos. Al parecer los vietnamitas armaron toda una ciudad subterránea con cocinas, hospitales, salas de costuras para los uniformes y salas de armado de armas. Las trampas que los soldados armaron para prácticamente “cazar” a sus oponentes son terribles. Una tabla cubierta con hojas o pasto hace de falso suelo y que al pisarla la persona cae en diferentes trampas, casi todas compuestas con filosos dientes que se clavarían en diferentes partes del cuerpo.



Nuestros días en Saigón iban llegando a su fin y nos sentimos bastante tristes de tener que seguir camino y despedirnos de Rosie y Richard que nos hicieron sentir como en casa por su generosidad, amabilidad y transparencia.

Nha Trang

Viajamos toda la noche en bus con asientos cama y llegamos muy temprano a la mañana a Nha Trang. 

Después de descansar un rato en la habitación del hotel nos fuimos caminando hasta la playa del lugar que quedaba a unas cuatro cuadras. La verdad es que no esperábamos mucho de esta playa por algunos comentarios que habíamos visto en algunos foros de viajeros. Cuando llegamos nos sorprendimos por la belleza de la costanera llena de palmeras con un fondo de arena blanca y mar azul. Si bien la playa no es del todo tranquila porque está pegada a la ciudad, es muy limpia y ordenada. Allí alquilamos una sombrilla con reposeras muy baratas y almorzamos en el lugar. Durante la noche paseamos por la ciudad que está bastante bien pero no es nada del otro mundo.




Hoi An

El bus nocturno esta vez no fue muy bueno. Era bastante más incómodo que el anterior y el chofer y los acompañantes del colectivo bastante irrespetuosos. Todas las mochilas y valijas las metieron dentro del colectivo con los pasajeros para poder tener lugar en la bodega para cargar otras cosas que fueron dejando en distintos pueblos por los que fuimos pasando. Hasta el baño quedó inutilizado porque dentro de él había valijas. En un momento de la noche me dieron muchas ganas de ir al baño asi que decidí decirle al conductor que parara. Después de pasar por encima de varias personas que dormían en el piso del bus porque no quedaban más asientos libres llegué al conductor que estaba junto a dos vietnamitas que lo acompañaban en el viaje. Les dije que pararan en algún lugar porque necesitaba ir al baño. Al momento pararon el micro en el medio de la nada y me hicieron señas de que fuera detrás de unos árboles. Yo no pensaba bajarme en el medio de la noche y meterme atrás de unos árboles cuando eran ellos los que habían bloqueado el baño. Entonces les dije que no, que debían parar en alguna estación de servicio o parador. Todas mis explicaciones eran inútiles porque no sabían ni una palabra de inglés. Además no paraban de darme golpecitos en los brazos o en las piernas para que bajara, lo cual terminó de ponerme de mal humor. Finalmente pararon en una estación de servicio después de que les hice señas. Es que en Vietnam uno puede encontrarse con gente de por demás amable o con gente de por demás irrespetuosa. Por eso es que hay que tener mucho cuidado y leer bien las referencias de los hoteles, buses y excursiones.

El hotel que reservamos en Hoi An tenía piscina lo que era ideal por el calor que hacía. La parte antigua de la ciudad con sus casas estilo europeo es hermosa por la noche. Todas las pequeñas calles están llenas de restaurantes, bares y de miles de focos de luz recubiertos con pantallas redondas de tela de cientos de colores al mejor estilo chino. Unos de los puentes que cruza un río en el lugar está lleno de luces y figuras luminosas. También hay muchos vendedores ambulantes que ofrecen velas con base de papel que las personas pueden poner en el río. Todo el ambiente que se genera en el lugar es fascinante.





El mar está como a unos 5 Km del hotel donde no alojábamos asi que el primer día alquilamos unas bicicletas y el segundo uno motito para pasar el día en la playa y almorzar en el lugar.





Hue

La distancia desde Hoi An hasta Hue es de unas cuatro horas en colectivo asi que salimos temprano a la mañana y llegamos al mediodía.

En Hue lo mas interesante para ver es la ciudad amurallada donde se extendía el imperio de la dinastía Nguyen que gobernó desde el siglo XIX hasta el año 1945 y donde Hue fue capital de Vietnam. En todos los increíbles edificios, palacios y residencias que existen en la ciudadela se puede apreciar la gran influencia china en el país. Actualmente todo el lugar está restaurando y no hay muy buenas rutas o caminos para seguir y conocer la ciudadela. Lamentablemente este lugar fue dañado por las bombas durante la guerra, pero igualmente se puede observar la majestuosidad y el colorido de los edificios y los lagos llenos de plantas y flores de loto que se pueden encontrar en cualquier parte de Vietnam.




Hanoi

Mientras esperábamos a que saliera el bus conocimos a una pareja de argentinos, Bibiana y Sergio, que andaban viajando después de haber trabajado por un año en Nueva Zelanda. Enseguida hubo buena energía entre los cuatro y nos pasamos varias horas en el colectivo hablando y hablando. Además creo que los cuatro necesitábamos hablar en castellano. Al igual que nosotros hace más de un año ellos dejaron todo en Argentina para largarse a cumplir su sueño y conocer nuevas formas, costumbres y culturas.

El micro llegó a Hanoi y las dos parejas nos separamos para ir a diferentes hoteles pero quedamos en comunicarnos para cenar en la noche.

Después del desayuno nos tomamos un taxi hasta una agencia de viajes donde pagaríamos un tour en crucero a Halong Bay. Al parecer el taxista no sabía muy bien donde estaba el lugar donde queríamos ir y nos dejó en una calle principal. Además nos cobró de más porque el taxímetro marcaba muchísimo más de lo que siempre pagamos en Vietnam por casi la misma distancia. Aunque le dijimos en la cara de que ese no era el precio y lo que estaba haciendo estaba mal, el nombre no contestó y miró para otro lado. Finalmente le di la plata y me bajé del taxi diciéndole que esperaba que le sirviera para comprar comida. Allí comenzó una odisea para saber a donde estaba la agencia. Para empezar nadie hablaba inglés en la zona y tampoco tenían idea como donde estaba la dirección que buscábamos. Entramos a un taller mecánico y una chica de la oficina de administración trataba de ayudarnos cuando el dueño del lugar, o eso parecía, le dijo en vietnamita y con muy mala cara que no hablara más con nosotros. La pobre chica se quedó callada y nos hizo señas para que nos fuéramos. Al final llegamos a otra agencia de viajes y allí pedimos si podían llamar por teléfono al lugar donde debíamos llegar y la mujer de la recepción accedió muy amablemente. A los cinco minutos un joven nos pasó a buscar y nos llevó a la agencia que sólo estaba a tres cuadras para pagar.

La ciudad nos pareció bastante sucia y ruidosa y no nos dieron muchas ganas de recorrerla asi que sólo nos quedamos sentados en el banco de una plaza mirando el lago. Mientras descansábamos se nos acercó una chica vietnamita comentándonos que estaba estudiando inglés y que necesitaba practicarlo con extranjeros. Al principio estuvimos un poco desconfiados pensando que esta chica lo único que quería era ofrecernos algún tour o algo por el estilo. Por suerte nada de eso sucedió y conversamos unos cuantos minutos con ella acerca de como veíamos Vietnam y las diferencias entre el norte y el sur. Es que en este país el sur siempre fue capitalista y el norte comunista y cuando el comunismo trató de tomar el sur fue cuando se desató la guerra con Estados Unidos. En toda la zona del norte El personaje de Ho Chi Minh es muy querido porque fue el que dirigió y llevó a ganar la guerra con EE. UU. Igualmente, en Vietnam lo único que queda del comunismo es la bandera y sistema monopartidario, en absolutamente todo el resto es un pais super capitalista.

Los días que pasamos en esta ciudad no hicimos demasiado porque el calor era agobiante y el lugar no nos gustó mucho. Pero aprovechamos para juntarnos a cenar con la entretenida pareja de argentinos.

Halong Bay

Por dos noches y tres días tomamos un crucero que se salía un poco de nuestro presupuesto pero decidimos hacerlo de todas maneras porque leímos en varios blogs de personas que optaron por hacer los más baratos y terminaron sufriendo el maltrato por parte de los guías o de quienes organizaban el tour. Como ya habíamos vivido algunas situaciones parecidas en Vietnam, sobre todo al norte, no dudamos de que estos relatos fueran verdad.

Absolutamente todo en el tour que tomamos salió a la perfección. Siempre fueron puntuales, el barco era chico pero muy bonito, la comida era increíblemente abundante y exquisita y nos trataron como a reyes.

El paisaje de Halong Bay es indescriptiblemente bello. El mar de un tono verdoso y azulado parece un lago por lo calmo que es y de él emergen cientos y cientos de formaciones rocosas bañadas con plantas y árboles. Andando en kayak pudimos pasar por cuevas que se formaban dentro de las gigantescas rocas del tamaño de cerros en donde se apreciaba la belleza de las estalactitas. Paseando en ese pequeño vehículo que es el kayak  uno se siente libre y rodeado de inmensidad al saber que se encuentra en el medio del mar rodeado de tanta preciosura.





Un día fuimos a una cueva que estaba trepando por uno de las formaciones. Apenas se entra a esta gruta se pueden ver muchísimas formaciones del tipo de estalactitas y estalagmitas que se han iluminado con diferentes e increíbles colores que le dan un toque de perfección y majestuosidad. Meterse allí es como andar paseando por otro planeta.





Vietnam sin dudas es un país interesante y bello. Un lugar donde la gente es más que simpática y amable o increíblemente irrespetuosa y mal educada. Un lugar donde quizás me hubiera servido haber seguido meditando, como lo venía haciendo unos cuantos días después del curso de meditación en India, para poder poner en práctica el no dejarme llevar por mis sensaciones de rabia cuando nos tratan mal. Es que es difícil poder encontrar el momento y lugar para poder meditar cuando se está viajando y compartiendo habitación con el Tata que no disfruta mucho de estas cosas para poder acompañarme. Tal vez retome en Australia cuando tengamos nuestra propia casa.

Leer el post completo >>

sábado, 20 de abril de 2013

Camboya, la historia desconocida...


Siam Reap

Nos fuimos desde la isla de Don Khon en una balsa a motor propiedad de Papa, el dueño del hotel, hasta tierra firme para allí tomarnos un colectivo hasta Siam Reap. El viaje en bote fue de una media hora aproximadamente y al poco tiempo ya estábamos esperando por la salida del bus. Hacía muchísimo calor en el lugar y estábamos algo ansiosos por salir pero en Laos todo es lento y esperar horas y horas por nada es normal. Mientras el guía del bus organizaba nuestros pasaportes y el dinero para el visado de Camboya para que el proceso en la frontera fuera más rápido. Una mini van al fin llegó y en ella nos fuimos hasta la frontera. Allí nos hicieron esperar a la sombra de unos improvisados puestos comida y lo que supuestamente iba a ser rápido demoró más de dos horas.

Muertos de calor finalmente subimos al bus en donde el aire acondicionado era una especie de pequeño soplido fresco. Paramos unas cuantas veces para comer e ir al baño y cerca de las 8 de la noche llegamos al último puesto de cambio de bus.

Una vez abajo del colectivo le preguntamos al guía cuanto debíamos esperar para que llegara el siguiente bus y él nos contestó que llegaría a las 10 de la noche. Nuestra reacción ante la noticia no fue para nada buena ya que estábamos cansados y supuestamente llegaríamos a Siam Reap como a las 9 de la noche. Si el bus llegara recién a las 10 de la noche al lugar supuestamente estaríamos llegando a Siam Reap como a las 2 de la mañana. Lo más loco es pensar que sólo recorreríamos unos 400 Km y nos tomó casi un día! Igual respiramos hondo y nos dispusimos a comer algo.

Entramos al parador y antes de que pudiéramos ver algo para cenar el dueño del lugar nos increpó preguntando donde habíamos comprado unas galletas que llevábamos en la mano. Luego nos preguntó cuantas veces habíamos parado en el camino. Las preguntas nos parecían raras y sin sentido hasta que nos dimos cuenta de lo que pasaba: aparentemente el dueño del parador tiene un trato con el guía del bus en donde acordaron que el bus sólo puede parar para comer en su restaurante y nada más. Claro que no me puedo imaginar todo un día sin agua ni comida dentro de un colectivo solamente porque a estos dos se les ocurrió aquel trato.

Eran casi las 10.30 de la noche y el otro bus no llegaba y ya demasiado molesta por todo lo sucedido empecé a buscar a nuestro guía y lo encontré reposando en una hamaca paraguaya. Al grito de “Hey!” lo desperté de su hermoso sueño y le pregunté donde estaba el colectivo que supuestamente llegaría a las 10. El se excusó diciendo que había dicho a las 10.30 y no a las 10 y yo le respondía que era un mentiroso y que ya estábamos hartos de estar esperando. Él contestó que no le importaba y que él también estaba esperando. Estaba tan pero tan enojada que le dije que era un estúpido y el me respondió que yo también… AHHHH!!! Sentí que la sangre me hervía! Me volví hacia él y le dije que me repitiera lo que había dicho pero no se animó.

Casi como a las dos de la mañana llegamos a Siam Reap donde nos encerraron en un corralón para que sólo pudiéramos tomar los tuk – tuk que allí estaban. Por supuesto que pagamos una estupidez para que nos llevaran al hotel pero no quedó otra porque al parecer era la única que quería pelear por el precio, los demás estaban demasiado cansados para eso.

Repartidos en dos tuk – tuk llegamos Katharina, Heiko, una pareja española que conocimos en el trayecto, el Tata y yo. Ya a esa hora el hotel estaba cerrado asi que tuvimos que despertar al guardia del lugar para pedirle que nos abriera. Después de media hora finalmente este guardia reaccionó y fue a buscar a la persona que nos recibiría para darnos las llaves de nuestras habitaciones.

Por la mañana siguiente pensamos en ir hasta Angkor, unas ruinas de una fabulosa ciudad que data del siglo VIII al XIII, en bicicleta para estar allí unas horas y poder visitarlas al otro día también. Como el calor era realmente agobiante ya que estábamos en el mes más caluroso del año y la distancia a recorrer en bici era demasiado larga preferimos quedarnos ese día en la pileta de un hotel refrescándonos.

En la noche salimos a cenar y a recorrer las transitadas y locas calles llenas de mercados y vida por donde quiera que se mire.




Como a las 6 de la mañana del siguiente día los cuatro nos tomamos un tuk – tuk para llegar a tiempo a ver el amanecer en Angkor. Nos sentamos a la orilla de un pequeño lago donde de fondo se levanta la increíble estructura de Angkor Wat. Mientras el sol salía lentamente y la noche iba desapareciendo, me sentí envuelta dentro del canto de los grillos, sapos y pájaros que se iban despidiendo de la noche o dando la bienvenida al nuevo día. Finalmente el sol se asomó esplendoroso ante la atónita mirada de todos los espectadores. ¿Cómo algo tan simple y cotidiano puede llegar a deslumbrarnos tanto? Creo que quizás nunca nos detenemos a observar las cosas pequeñas y hermosas que están pasando a nuestro alrededor.




El día en las ruinas fue largo y agotador. Visitamos diferentes edificios con diferentes significados hasta que llegamos a uno de los más interesantes en el lugar. Unas ruinas que se mezclan con las enormes raíces de altísimos árboles como si gigantescas arañas estuvieran custodiando el lugar.








Phnom Penh

Llegamos en bus a la capital de Camboya los dos solos porque nuestros compañeros alemanes de viaje visitarían otra ciudad del país.

El primer día lo tomamos como descanso en el hotel que habíamos reservado aunque la habitación era fresca no tenía lo que se dice una excelente vista a través de su ventana. De hecho la vista daba a una pared de ladrillo que distaba de la ventana unos 10 cm.

Por la noche salimos a cenar y nos costó elegir un lugar para sentarnos ya que hay cientos de restaurantes y bares por la zona. También caminamos por la costanera del río y terminamos acostándonos algo temprano para poder aprovechar el día siguiente como se debe. Viviendo esta ciudad de repente los dos nos pusimos a pensar en lo raro que es tomar como algo de todos los días y casi rutinarios sentarse en cualquier restaurante o bar de cualquier parte del mundo y ordenar algo para cenar. Como si un día cualquiera estuvieras en tu casa y dijeras: “¿Vamos a comer al bar de la vuelta?”. Casi como si pudiéramos observarnos abstraídos de nuestros cuerpos esta situación se vio extraña…

Después del desayuno salimos los dos en un tuk – tuk que nos llevaría hasta unos de los lugares más terroríficos que alguna vez haya visitado: Los campos de exterminio de Camboya.

Entre 1975 y 1979 después de una guerra civil, tomó el poder en el país el partido político comunista denominado Khmer Rouge (jemeres rojos). En los primeros días en el poder absolutamente todos los ciudadanos que vivían en las ciudades fueron llevados al campo para trabajar la tierra. Sin importar edad o estado de salud todos fueron transportados como ganado en las peores condiciones. Todas las familias fueron separadas: hombres por un lado, mujeres por otro y niños viviendo solos. Este totalitario y enfermizo movimiento pretendía crear un pueblo que sólo viviera de la agricultura donde nadie estudiara y lo único que se hiciera fuera cultivar en campos de arroz de sol a sol.

Durante este período muchos murieron de hambre puesto que las raciones de comidas consistían en un plato de sopa por día. Muchos fueron terriblemente torturados por estar supuestamente en contra del gobierno y muchos otros matados de las maneras más crueles. Muchos templos fueron destrozados ya que no se podía creer en nada más que en su propio gobierno.

Mientras caminábamos dentro del campo de exterminio pudimos observar huesos y trozos de ropa que continuamente emergen de los cientos de fosas donde colocaban a la gente que allí fue asesinada. Las cosas que vimos y escuchamos allí son atroces. Una de la quedará grabada en mi memoria es un inmenso árbol, ahora lleno de cintas de colores, donde literalmente se aplastaban las cabezas de pequeños niños agarrándoles de sus pies. Muchas veces las madres presenciaban este horror antes de ser asesinadas en la fosa que queda justo al lado del árbol.



También fuimos a una escuela que sirvió como cárcel y lugar de tortura durante el Khmer Rouge.




Es completamente increíble pensar que absolutamente todo el pueblo de Camboya sufrió de una u otra manera la violencia impartida por este grupo comunista. Todo un pueblo enfermo que aún no puede recuperarse del todo. Es por este motivo, según creo yo, que la gente de Camboya es tan sumisa y hasta es complicado escuchar que alguien pronuncie la palabra “No”.

Koh Ta Kiev

Reunidos otra vez con Katharina y Heiko partimos desde Sihanoukville en barco hasta la isla de Koh Ta Kiev.



Al llegar descubrimos que no existe ningún muelle para bajar del barco asi que hay que meterse al agua que te da hasta debajo de la cola con las mochilas a cuestas. La isla no es muy grande y en ella sólo existen 4 diferentes alojamientos que consisten en sencillos bungalows con pilotes y paredes de madera y techos de paja. Nosotros nos quedamos en unos que estaban frente al mar y eran bastante amplios. El lugar era bastante solitario con hermosas playas, algunas de arena y otras con rocas. El típico lugar paradisíaco y tranquilo para poder descansar como se debe.



Durante las noches para dormir no había luz asi que no contábamos con ventilador pero afortunadamente durante dos de las cuatro noches que allí estuvimos llovió bastante y pudimos dormir  bastante frescos.

Básicamente nuestros días transcurrían comiendo, haciendo snorkeling, tomando sol, nadando o leyendo un libro.

El penúltimo día en la isla fue el cumpleaños del Tata y esa mañana durante el desayuno lo sorprendimos con una improvisada torta de panqueques, porque en la isla no hay hornos para hacer una torta de verdad, que habíamos planeado días antes con un francés que estaba trabajando en el lugar por unos meses. Los alemanes también le hicieron un presente artesanal en un pedazo de madera que tallaron.



Camboya es un país hermoso e interesante que me ha hecho reflexionar acerca de lo peligrosos y crueles que podemos llegar a ser los humanos. Como parte de este extraño grupo que son los hombres realmente siento una inmensa vergüenza a los ojos de la majestuosa y perfecta naturaleza. ¿Cómo podemos llegar a ser tan contradictorios, autodestruirnos y odiarnos tanto?

Más fotos en: www.facebook.com/tonatatatour
Leer el post completo >>